Apreciar el arte es simplemente valorar desde tu perspectiva personal una determinada obra, ya sea una pintura, una escultura, una obra arquitectónica, una pieza musical, etc.
Esto significa que no tienes que situarte en un plano analítico, crítico ni intelectual para "entender" lo que ves o escuchas.
En efecto, lo más probable es que la mayoría - en una primera instancia - llegue a apreciar una obra de arte desde una postura afectiva, emotiva o estética. Nos sentimos seducidos por una armonía que nos habla íntimamente y nos provoca bienestar, alegría, serenidad o tal vez porque nos inquieta con un mensaje misterioso, abstracto o de contenido intencionado, de tipo social por ejemplo.
Apreciar el arte es simplemente dejar que nos hable y decidir si nos encanta o no con su mensaje, sus ideas, sus colores, sus ritmos o la historia que nos quiera contar.
Tu le das el valor que tendrá para ti, no el crítico ni el estudioso. Probablemente ellos te orienten hacia donde buscar lo mejor del arte, pero tú eres el que decidirá finalmente si tiene o no valor para tu ser personal.
